domingo, 2 de septiembre de 2012

Sarmiento según Rodríguez


Fe de erratas: en el siguiente texto se menciona varias veces que Jorge Rodriguez es arquitecto y profesor, lo cual es absolutamente erróneo y no tengo ni idea de dónde lo saqué -_-

      Más vale tarde que nunca. Cuando inicié este blog, la primera nota la merecía Jorge Rodríguez por ser el historietista con mayor experiencia y trayectoria de la provincia. Pero se me complicó conseguir suficientes imágenes o coordinar con el autor para una entrevista, así que lo fui postergando.
      Rodríguez es arquitecto y profesor universitario, además de trabajar en la sección editorial de la Universidad Nacional de San Juan, pero es más conocido por ser un virtuoso dibujante, que ha trabajado por décadas en campañas publicitarias, tapas de revistas y demás.
      Es también un apasionado por la historieta. Fan de los dibujantes más académicos de la escuela clásica argentina (Salinas y Altuna a la cabeza) se ha dedicado a la temática histórica, dando vida en cuadritos a diferentes episodios de la Historia provincial, siempre con gran atención al detalle, el realismo y la documentación rigurosa; pero también preocupado por no caer en los lugares comunes que impone la enseñanza didáctica, sino más bien por sacar a la luz conversaciones íntimas y hechos polémicos (lo que no se suele enseñar en las aulas, pero sirve como gran fuente a la hora de narrar una historia atrapante).
       Con sus historietas ha realizado diversas exposiciones y la revista La Tagua, la cual se publicó alrededor del 2000, durando unos siete números.

      Pero la publicación que ameritó esta nota es su biografía del polémico Domingo Faustino Sarmiento, editada a fines del 2011.
      Rodríguez trabajó en este ambicioso libro durante años, teniendo las aulas como objetivo. Propuso al ministerio de educación su publicación y distribución exclusivamente en las escuelas, para interesar con mayor impacto a los pendejos en la vida del procer, pero tras largo tiempo de ser rebotado e ignorado, finalmente se lo editó mediante la UNSJ como una publicación normal.
      Hay dos posibles motivos para la negativa del gobierno: una puede ser la habitual negligencia que existe en San Juan para las políticas culturales y de educación (parece que lo único que preocupa a los gobiernos sanjuaninos es cómo conseguir plata que venga de afuera, pero nunca realizar planes para que la provincia consiga su propia fuerza), la otra puede ser el hecho de que Rodríguez no se esfuerza en promover la imagen sarmientina más clásica e inmaculada que le gusta a Gioja y las maestras de escuela...


      Está claro que el autor admira al procer como figura progresista y luchadora, pero no por eso cae en idolatrarlo y venderlo como la perfección humana. Acá lo vemos a Domingo en más de una ocasión como alguien pendenciero, ególatra y con un caácter de mierda.
      Una muestra de esto es como Rodríguez esquiva esa fábula del "alumno perfecto" que supuestamente jamás faltaba a la escuela. En la página que está sobre estas líneas podemos, por ejemplo, como Domingo se chupineaba de la escuela y lideraba una patota de preadolescentes que se cagaban a piedrazos y palazos con los del barrio vecino (me imagino a muchas maestras horrorizadas de que esta información cayera en manos de sus pupilos).


       A nivel visual el laburo es imperdible. No sólo por el gran nivel de documentación y realismo histórico, ni por el gran realismo académico en cuanto a anatomía, iluminación y perspectivas, sino también por la personalidad que le imprime el arquitecto a la historieta, trabajando las imágenes solamente con los colores, sin utilizar líneas para definir los contornos (salvo en ocasionales viñetas realizadas a lápiz, en blanco y negro). También destaca su excelente expresividad, tanto en cuerpos como rostros, la cual utiliza para que los debates políticos y charlas de café resulten tan interesantes visualmente como las escenas de combates.
      Claro que el lector más joven y acostumbrado a estilos más modernos del manga y los comics de superheroes puede llegar a encontrar un poco rígido el estilo tan clásico y realista del autor.


      El libro tiene sus defectos, eso sí. En primer lugar, sufre de una dolencia bastante común a estas adaptaciones de eventos históricas: la carga excesiva de narrativa. Hay largos pasajes en que todo está dicho por el texto y las imágenes pasan a ser meras (aunque espectaculares) ilustraciones. Para mi gusto, donde más brilla la biografía es cuando se convierte en historieta más pura: imágen y diálogo nada más.
  
      Pero el problema realmente grave es la parte digital. Jorge Rodríguez es un hombre chapado a la antigua y sus conocimientos informáticos son escasos, pero lo que recurrió a una persona que realizó el letreado, globos de diálogo y ensamblado de las viñetas (las cuales evidentemente fueron trabajadas por separado) en las páginas.
      Salta a la vista que su ayudante no resultó ser una perona idonea en matria historietil... Las tipografías son medio feas, el armado de las viñetas no siempre es acertado (y su composición con los textos menos aún) y los globos de diálogo muchas veces podrían provocarle pesadillas a Scott McCloud.
      Pero lo peor es la definición de las imágenes, que muchas veces están pixeladas. Ojalá que algún día haya una reedición en que el arte de Rodríguez sea tratado como se merece.
   
      La calidad de papel y encuadernación, por otra parte, son envidiables, aunque el gran formato del volúmen (que cuenta con unas 160 pags.) me complicó la existencia para escanearlo en mi humilde multifonción tamaño A4, como es notorio :-p


      Para cerrar, si quieren más información sobre Jorge Rodríguez, los invito a leer las diversas notas que le han hecho en el Diario de Cuyo en los últimos años:

http://www.diariodecuyo.com.ar/home/new_noticia.php?noticia_id=243910
http://www.diariodecuyo.com.ar/home/new_noticia.php?noticia_id=242361
http://www.diariodecuyo.com.ar/home/new_noticia.php?noticia_id=119462
http://www.diariodecuyo.com.ar/home/new_noticia.php?noticia_id=489178

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